miércoles, 10 de noviembre de 2010

RECICLAJE VS EDUCACION AMBIENTAL

La Cátedra Ecoembes de Medio Ambiente de la Universidad Politécnica de Madrid, ha organizado dos talleres de reciclaje: uno de papel y otro de envases, en la Semana de la Ciencia, el día 12 de noviembre de 2010.  Se ha verificado un overbooking de solicitudes de participación, estando ya completo el programa por la disponibilidad del aforo, con lista de espera, que serán los primeros para la siguiente convocatoria de marzo de 2011.
Pero el hecho, no por menos importante, no es ese, sino las ganas de aprender y de realizar actividades demostrativas desde un punto de vista que entendemos, honesto y realista, aprovechando nuestra experiencia y especialidad.
Cierto es que las generaciones se van concienciando sobre el reciclaje, pero cierto es también, que a pesar de las campañas, sigue sin hacerse bien. Por poner un ejemplo, asomaros a un contenedor de papel y cartón y observad qué materiales hay en el mismo. Podremos ver, cuerdas, bolsas de plástico, papeles de cocina y servilletas, cartones manchados de grasa, briks..... ; o sin ir más lejos, en nuestra bolsa de basura convencional, ¿cuantos envases dejamos caer en la misma?.
Algo falla en el sistema, pues estamos dando nuevamente cantidades de materiales impropios en los contenedores de recuperación de las calles. Además, existen desigualdades autonómicas en cuanto a recepción de materiales correctos en los contenedores (la media nacional de impropios en contenedores amarillos es del 22%, llegando en alguna casi a invertirse este porcentaje)
Por otro lado, los porcentajes de reciclaje son muy variables en función del material que se trate. Así para los envases plásticos se llega a reciclar un 38,4% en peso; envases de alumnio y hojalata, 68,9% y papel y cartón, hasta el 81% (según datos de ECOEMBES, 2008).

Hay dos planos de actuación contrapuestos en estos temas: por un lado, las administraciones que llegan a gastarse un buen dinero en campañas de concienciación para que el ciudadano haga correctamente su función cívica de separar en origen los materiales y, otro, también de algunas administraciones, que se dedican a incoprorar infraestructuras de depósito y transporte (contenedores, contenedores soterrados o sistemas neumáticos) sin verificar la eficiencia ambiental o el buen uso de dichas instalaciones. En algunos casos pueden verses contenedores convencionales de papel y cartón o amarillos, sobre la plataforma de contenedores soterrados. Esta imagen es suficiente para desvirtuar todo lo ganado en un momento.
Habría que hablar largo y tendido de muchas otras variables que influyen en la cantidad de impropios que se depositan en los contenedores, pero esto será motivo monográfico de cada una de ellas. Baste por ahora, para abrir boca, estas reflexiones genéricas.

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